miércoles, 1 de febrero de 2023

De profundis

 De la parte que me toca guardo un rebaño de enigmas recién nacidos 

Catedrales de luz que solo saben vibrar en las oquedades del aliento.

Pérezosas manos que se buscan atravesando la corteza que rompe el hábito.

Moléculas como agujas en pajar de la consciencia revoloteando entre galaxias y agujeros negros.

Los laberintos son inevitables y todos se solapan hasta dejar de ser.

Todos los gestos nacen de ese nuevo vacío y entretanto solo nos queda alimentarnos de nuestras propias heridas y flotar en la  incertidumbre como indefensas plumas de luz.

En lo más profundo de la caverna siempre es primavera y los silencios sólo son filtros para ocultar la primera melodia

Para projectar una una sombra tras otra y así hacer girar la rueda. Distracciónes que nos separan del místico puente. Datos y más datos para cercenar la esencia mágica del baile.

Sumido en mi propio espacio de oportunidad aún navego las horas sin más equipaje que un pequeño espejo roto.


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