De aquellos pequeños pasos sobre las cenizas del pararrayos solo quedan pequeñas perlas que se esparcen sobre los campos insondables de la memoria.
Y de vez en cuando resurgen para enraizar los vértices inexactos de nuestra alma
Que poco a poco se desprende y se precipita en gestos.
Cuando cruces esa puerta
Recuerda que la piedra que reposa en el centro eres tu
Más no te regocijes en el crujir de cada pisada y avanza
Recorre la oscuridad de la pieza con el corazón abierto y las manos alzadas
Eso que ves es lo que fuiste.
Hoguera de virtudes sepultadas en la llama, serenata de aciertos en ciernes de una vida nueva
Y no
No se mueren los miedos.
Se hacen grandes como demonios y presumen de la baba que les cuelga del colmillo.
Arde, arde y no sana.
Arde como la llave en mano ajena y quema el horizonte de cada crepúsculo.
En la habitación ya cabe algún rayo de luz
Y todos los libros están en blanco.
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